martes, 7 de junio de 2011

9. CIUDADANOS DEL MUNDO, EL IDEAL COSMOPOLITA

El hecho de poder unir todas las naciones y establecer una ciudadanía global es una de las utopías más anheladas por el ser humano.
A lo largo de la historia, los que más se han aproximado a este ideal han sido los estoicos hace unos 2000 años, defendiendo que, además de pertenecer a una comunidad particular, también formamos parte de una comunidad universal que nos otorga a todos los mismos derechos y deberes vivamos en la zona que vivamos.
El cosmopolitismo estoico tuvo tanta importancia que influyó hasta en un emperador como Marco Aurelio en la época romana y poco a poco se fue convirtiendo en una ley natural, es decir, lo normal y correcto es que todos seamos iguales.
Veinte siglos después, la Declaración de 1948 volvió a recordar esta utopía haciendo un llamamiento a la razón común, como fundamento de la igualdad y la fraternidad.
Gracias a los ilustrados del siglo XVIII se redactaron las primeras Declaraciones de Derechos y conforme va avanzando este ideal cosmopolita ya se empieza a ver la posibilidad de formar una asociación de naciones unidas en la que se defienda la paz y los derechos humanos.

Debemos a Kant la primera aproximación al proyecto de construir una federación de estados de alcance mundial. Según Kant el motor de esta construcción no es sino el propio antagonismo entre los pueblos, es decir, sus propias contrariedades y conflictos. Este antagonismo junto con el aumento de las relaciones comerciales forzará a los gobiernos a establecer relaciones basadas en derecho. Por esto los pueblos están condenados a entenderse y a unirse en una Federación de la Paz.

L
as predicciones de Kant llegaron a cumplirse a principios del siglo XX, donde se constituyó la primera Sociedad de Naciones después de una Gerra Mundial devastadora, para fomentar la paz, pero esto no fue suficiente para impedir la segunda Guerra Mundial. La reacción de esto dio lugar a la constitución de las Naciones Unidas en 1945 con el objetivo de fomentar la paz, justicia y solidaridad.
 La carta fundacional de la ONU y la Declaración de los Derechos Humanos, hacen referencia a la gran humanidad y fraternidad universal.

Sin embargo, muchos opinan que mientras que las Naciones Unidas no sean un gobierno mundial, los derechos y la ciudadanía dependerán del sitio dónde vivas.