miércoles, 23 de febrero de 2011

CONSUMO, LUEGO EXISTO

Hoy en dia, si miramos a nuestro alrededor nos encontraremos rodeados de publicidad, ya sea en televisión, radio, internet, carteles publicitarios, revistas, etc. Todo esto nos incita al consumo de una manera impresionante, y viendo esto, las empresas nos empujan aún más a consumir sus productos a través de mensajes subliminales y a veces engañosos.
Poco a poco nos hemos convertido sin darnos cuenta en marionetas manejadas por una información a la que hacemos caso sin saber ni siquiera si es fiable o no, pensamos que la felicidad se consigue teniendo todos los caprichos que uno desee, pero en realidad no es así, porque hay personas que son felices sin tener en sus manos un i-pod, un ordenador portátil o un mp4, y si esto lo consiguen algunos ¿por qué no intentamos hacerlo todos? Posiblemente así podremos alcanzar la felicidad que es la meta que todos anhelamos.

Aquí tenemos un ejemplo de publicidad engañosa, ¡increíble!

miércoles, 9 de febrero de 2011

LA FELICIDAD

Aristóteles defiende que la ética no es la búsqueda del saber, el deber, etc, sino la búsqueda de la felicidad, que según él, es la meta de todo ser humano en su vida, y para encontrarla debemos desarrollar una serie de virtudes que nos dan fuerza y nos ayudan a buscar esa meta.
Pero para alcanzar esta forma humana de felicidad se exige la posesión de ciertos bienes corporales (salud, etc.) y (medios económicos); y además muy especialmente la posesión de las virtudes morales e intelectuales. Aristóteles contradice a Platón y a Sócrates al negar que la felicidad depende de la virtud, pero admite que al tener un mayor grado de conocimiento la elección sería más correcta. Por ello solía decir que la virtud está en el término medio entre el exceso y el defecto.
Su modelo ético se basa en que si lo que se busca es la generosidad debo pensar: si yo necesitara algún apoyo, ¿a quién recurriría? Esa persona es la que me puede enseñar lo que es realmente la generosidad. Así pues, la felicidad consiste en el ejercicio de la actividad propia de cada ser.
Yo apoyo la postura de Aristóteles cuando dice que todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias. Algunas personas alcanzan la felicidad mediante bienes materiales pero a otras eso no les basta o no lo quieren, y prefieren cosas más simples como tener amigos, ser respetado por los demás, tener salud para poder hacer cualquier cosa en la vida...
¿Sabemos realmente lo que es la felicidad? Y si es así, ¿por qué cada persona la pretende buscar de una manera distinta?
Y si fuese el caso de que la felicidad se pudiese conseguir de una sola manera posible, ¿cuál es esa manera?

martes, 8 de febrero de 2011

INTELECTUALISMO MORAL

Según Sócrates, la tésis esencial del intelectualismo moral es que la experiencia moral se basa en el conocimiento del bien. Sólo si se conoce qué es el bien y la justicia se puede realizar el bien y la justicia. Al saber que cosas son buenas se sabrá como comportarse de manera correcta; mientras que si son desconocidas, entonces el comportamiento será incorrecto, de ahi proceden las malas conductas. Por lo tanto, de aquí aprendemos que habrá que educar a la sociedad para que conozca el bien y el mal de las cosas, y sepa, por lo tanto, actuar de manera adecuada en cualquier situación que se le presente. Sócrates pide que la base de la moral y la política se encuentre en el conocimiento, pero no es tan sencillo, porque se puede saber lo que es el bien pero no en qué consiste y cómo alcanzarlo, he ahi el fallo del ser humano. Nuestras convicciones vulgares parecen contrarias al intelectualismo moral pues sabemos que alguien puede saber que algo está mal y sin embargo realizarlo. Por este mismo motivo Aristóteles discrepó y propuso que por ejemplo, para ser justo no es necesario conocer la justicia, sino tener la posesión de una habilidad o disposición para la realización de acciones justas.
Esta parece ser la postura más lógica porque conociendo en qué consiste el intelectualismo moral podríamos plantearnos en la sociedad en la que vivimos: ¿Por qué se comete el mal conociendo lo que es el bien? es toda una contradicción y por ello, yo pienso que no basta con conocer lo que es la bondad porque en realidad, la bondad consiste en saber hacer felices a los demás y para ello es esencial ponerla en práctica.