sábado, 28 de mayo de 2011

EL CIELO SOBRE MI, Y EL CAMINO BAJO MIS PIES

En 1855 el jefe de la tribu Suwamish, llamado Seattle, le escribió la siguiente carta al presidente de los Estados Unidos Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los Suwamish en el noroeste de los Estados Unidos, lo que ahora es el Estado de Washinton. Los indios americanos estaban muy unidos a su tierra y no conocían la propiedad, es más consideraban la tierra dueña de los hombres. Este es uno de los documentos más preciados por los ecologistas y de hecho, está considerado como "la declaración más hermosa y profunda que jamás se haya hecho sobre el medio ambiente".


Es mucha la influencia que ejerce el ser humano sobre la Tierra, todo lo que hace repercute sobre ella pero la mayoría de las veces no somos conscientes de ello.
Como bien dice el jefe indio Seattle, para el hombre blanco una porción de tierra no tiene un significado tan importante como para ellos, él no aprecia el aire, los seres vivos que viven a su alrededor y el suelo por donde pisa, no aprecia la naturaleza que es la que le da todo.
Nosotros vemos la Tierra como un lugar donde podemos hacer lo que nos plazca, y no tenemos en cuenta las consecuencias que esto conlleva, y sin embargo, ellos la ven como un lugar que hay que respetar porque a parte de pisarla ellos también tienen en cuenta que en la posteridad la pisarán sus hijos, y los hijos de sus hijos y por eso la cuidan continuamente como si de un tesoro se tratara.
Realmente, el hecho de que vivamos en países desarrollados donde lo poseemos todo cuando y donde queramos parece una idea maravillosa, pero si nos paramos a pensar en lo que estamos haciendo con esto no lo es tanto. Cuanto más tenemos más queremos, mientras que los que tienen poco pueden llegar a ser más felices que nosotros, ¿por qué? Pues porque se fijan y disfrutan de las pequeñas cosas que tienen a su alrededor; una mariposa que se posa en un árbol, una hoja que se cae, el chapoteo de una cascada al caer, el sonido que hace el viento…
Todo aquello que nos parece insignificante es a lo que más importancia deberíamos darle.

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