El mito es una forma de interpretar la realidad, de hecho la más común de la humanidad. En esta forma de pensar, el poder de ser filósofo no depende de uno mismo, sino de la sociedad. De ahí la frase: "No es filósofo el que quiere, sino el que puede". En todo lugar existe lo que se llama el pensamiento colectivo, es decir, un grupo de personas que mantienen unos determinados ideales y que creen que todo el mundo debe tener los mismos. Este fenómeno es el que oprime a las mentes filosóficas que no se atreven a romper los esquemas de la sociedad y difundir sus propios ideales.
Sin embargo, otras personas sí se atreven y deciden vivir su vida de forma independiente, como es el caso de Safo. Y es que, si nos encerramos en ver las cosas desde un sólo punto de vista, no evolucionaremos como personas, "el cambio del espectador provoca el cambio del espectáculo", es decir, si miramos las cosas desde otro punto de vista podríamos encontrarles otro sentido. Por suerte, hoy en día, cada uno tiene su privacidad y puede hacer lo que él crea conveniente para sí mismo.
Si por el contrario, la sociedad es libre, se pueden abrir muchas puertas a nuevos pensamientos y reflexiones que a su vez, dan lugar a avances muy relevantes en nuestra vida. Esto es lo que pretende cualquier mentalidad filosófica o científica. Una importante diferencia que mantienen con el mito es que este último es creíble sin ser tan siquiera comprobado, simplemente se expone el mito sin que nadie lo cuestione, sin en cambio, la ciencia intenta encontrar la realidad verdadera, cuando se expone algo enseguida se cuestiona el por qué y el cómo.
Somos muchos los que creemos en algún mito, en algo que no sabemos si es verdad o no, que nunca hemos visto, pero aún así, seguimos creyendo en ello.
Pero lo cierto es que la ciencia presenta argumentos que el mito no presenta y esto vale mucho en el campo de la investigación que es lo que hace que desarrollemos nuestra forma de vida mediante avances tanto tecnológicos como otros muchos.
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