martes, 28 de diciembre de 2010

LA MENTE

La ciencia se basa en querer llegar más allá de lo que ya sabemos y no plantarnos en los conocimientos ya preexistentes, en saber equivocarse y rectificar todo lo que se deba y de este modo ir introduciendo nuevos avances al mundo. Pero esto requiere tener la curiosidad propia de un niño (de hecho, Albert Einstein fue capaz de hacer su primera tesis doctoral con 5 años). En este campo es tan importante solucionar un problema como saber plantear otro.
Para extraer una teoría, primero debemos tener un problema en el que podamos plantearnos varias opciones, posteriormente experimentar con ellas y en el caso de que una sea demostrable sacar una teoría. Esta teoría puede ser falsada por otra que sea verificada y la contradiga o añada algún punto clave más.
Parece fácil extraer un problema de una teoría ya existente, pero nuestra mente nos impide que sea así. En realidad es lo más complicado del proceso, ya que cuando nos aseguran y nos demuestran que algo es de una determinada manera, sólo lo vemos desde esa perspectiva y a la mente le es muy difícil verlo de otra forma. Por ejemplo, si una chica se compra un vestido y va a una fiesta donde hay otra chica con el mismo modelo, se dará cuenta en seguida, pero si por el contrario se compra otro diferente y va a la misma fiesta, el vestido de la otra chica le pasará tan desapercibido que ni siquiera se fijará en él. Esto quiere decir que nuestra mente sólo capta lo que nos ponen delante de los ojos y no nos molestamos en buscar otra cosa.
En mi opinión, las personas que introducen los avances científicos tienen mucho mérito, porque no se conforman con experimentar con lo que ya tienen sino que buscan más allá, desafiando a sus mentes y no dejándoles que les pongan límites a su imaginación.

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